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Musk, como siempre, enfocado en el futuro tecnológico, en cómo la IA podría salvarnos, en colonizar Marte y llevarnos a una nueva era.
Keanu, en cambio, con esa calma suya, soltó una frase que me marcó:
“Tal vez nuestro objetivo no es controlar el mundo, sino entenderlo.”
Y ahí se dio uno de esos momentos que te hacen detenerte.
Le preguntaron a Musk si creía que la inteligencia artificial superaría la creatividad humana. Su respuesta fue clara:
“Tarde o temprano, sí. Las máquinas crearán arte, compondrán música, contarán historias… mejores que nosotros.”
Silencio.
La cámara fue hacia Keanu. Respiró profundo… y respondió: 1 reply
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¿Pero una máquina sabrá alguna vez lo que se siente al perder algo?
¿O cómo es crear algo hermoso a partir de un momento de tristeza?
La creatividad no surge del cálculo… sino de la experiencia, del dolor, del amor, de la esperanza.
El estudio enmudeció. Incluso Musk, por un momento, no supo qué decir.
Esa frase sencilla, pero tan honesta, voló por las redes. Leí un comentario que lo resumía todo:
“Keanu no sólo silenció la sala. Redefinió lo que entendemos por humanidad.”
Y sí. En un mundo que parece correr cada vez más hacia lo artificial, hacia lo inmediato, él nos recordó que lo más profundo de nosotros no se puede programar.
No somos grandes por nuestra eficiencia.
Somos humanos por nuestras imperfecciones.
Y a veces, lo único que se necesita para volver a sentir eso… es una frase dicha desde el corazón. 1 reply
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